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3 Lugares que no te puedes perder y nadie te contará de Praga, Viena y Budapest

Praga, la ciudad de las cien torres; Viena, la capital de la música clásica; y Budapest, la perla del Danubio. Estas tres ciudades forman un triángulo de cultura, historia y belleza en el corazón de Europa. Como todo destino turístico, tienen sus puntos famosos de mayor atracción, y otros, no tan virales; pero con el mismo nivel de encanto que las de renombre. 

Para las y los aventureros que optan por salirse del libreto en sus travesías por el mundo, en esta nueva edición bloggera de Babel Viajes, te comentaré en breves palabras 3 lugares recomendables en tu visita por éstas metrópolis centroeuropeas.

1. COLINA PETRIN (PRAGA):

El monte Petrin, adyacente a un distrito histórico de Praga, es un destino poco explorado para excursiones desde el núcleo urbano. No obstante, ofrece una perspectiva renovada y aire puro de la capital checa. Mientras que el área del castillo proporciona un mirador fácilmente accesible, esta zona invita a aventurarse más allá para disfrutar de una vista espléndida de Praga, incluyendo el barrio del castillo y las catedrales de San Vito y San Wenceslao.

Visitar el monte Petrin implica una caminata de entre 30 y 45 minutos por un camino tortuoso, dependiendo de la condición física. Para aquellos que prefieran evitar el esfuerzo, hay un funicular disponible casi todo el año.

¿Qué descubrimientos aguardan en este monte, además de una vista panorámica de Praga?

El monte Petrin alberga una estructura similar a la torre Eiffel, conocida entre los checos como su versión metálica, aunque de menor tamaño. Situada en un punto elevado, alcanza una altura comparable a la torre parisina. La torre Petrin, de 63 metros de altura, fue erigida para la Exposición de 1891 y reubicada aquí en 1932. Los visitantes pueden ascender sus 299 escalones o utilizar el ascensor interior, previo pago de entrada.

Además, en el monte se encuentra la Iglesia de San Lorenzo y áreas para pasear. Se recomienda visitar el Monumento a las Víctimas del Comunismo, en honor a los afectados por el régimen totalitario en Checoslovaquia entre 1948 y 1989. Inaugurado en 2002, este conjunto escultórico, objeto de debate político, muestra figuras que descienden por una escalera y se van desvaneciendo, una representación impactante ubicada cerca de Ujezd, donde se toma el funicular.

Transporte: El Funicular de Petrin

El funicular de Petrin parte del pasaje de U Lanové Dráhy, accesible desde la calle Ujezd, famosa por la Iglesia del Niño Jesús de Praga en Mala Strana. Comienza en Ujezd, con una parada intermedia en Nebozizek, que cuenta con restaurante y mirador, y termina en la estación de Petrin, cercana a la Torre, el observatorio Frederick y la iglesia de San Lorenzo Sv. Vavrinec.

2. TIERGARTEN SCHÖNBRUNN, EL ZOOLÓGICO MÁS ANTIGUO DEL MUNDO (VIENA)

No es habitual que los turistas acudan a un parque zoológico al visitar una metrópoli. No obstante, el Jardín Zoológico Schönbrunn dista de ser ordinario; es una verdadera gema incrustada en los vergeles del palacio Schönbrunn.

El palacio Schönbrunn se erige como uno de los íconos más emblemáticos y concurridos de Viena. Sirve como el retiro estival de los Habsburgo. Aquí vivieron ilustres gobernantes como la célebre emperatriz María Teresa, el emperador Francisco José y la emperatriz Sisi. Incluso Napoleón Bonaparte pasó algunos días aquí, y fue el lugar de nacimiento de su hijo Napoleón II. Se distingue por sus majestuosas y opulentas estancias imperiales, sumando 1441, aunque solo 45 están disponibles para el público.

Si desean explorar el interior del palacio, es recomendable programar su visita con antelación, ya que es el sitio más frecuentado de Viena.

Los jardines del palacio son imperdibles. Se extienden sobre 160 hectáreas de senderos arbolados, rosaledas, fuentes y estatuas sublimes, bosques tranquilos, laberintos para el esparcimiento y un mirador para contemplar las vistas más impresionantes del conjunto palaciego y sus jardines. Dentro de este vergel se halla el zoológico más vetusto y probablemente uno de los más bellos del globo.

El Jardín Zoológico Schönbrunn se inauguró en 1752 como menagerie imperial. Ha sido reconocido cinco veces como el mejor zoológico europeo y es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El zoológico perteneció a la familia Imperial hasta el ocaso del Imperio Austro-Húngaro después de la Primera Guerra Mundial. Todavía se preservan los encantadores palacetes barrocos del siglo XVIII que albergan a numerosas especies. Estos edificios replican el estilo del palacio Schönbrunn y están pintados de amarillo, el matiz favorito de la emperatriz María Teresa.

Recorre el zoológico y descubre más de 700 especies animales. Visita el invernadero de la selva tropical para experimentar la espesura selvática y desde aves exóticas hasta la serpiente pitón. Para un refrigerio, el Pabellón del Emperador Kaiserpavillon, erigido en 1759 por Francisco Esteban de Lorena, marido de María Teresa, es el lugar ideal, adornado con frescos lujosos y espejos elegantes. Disfruta de la atmósfera regia en este distinguido café-restaurante.

Antes de partir, asegúrate de ver a Fu Feng y Fu Ban, los famosos gemelos panda nacidos en el parque en 2016.

Para llegar, toma la línea 4 del metro hasta la estación Hietzing.

3. GRAN SINAGOGA, BUDAPEST:

Budapest albergaba una de las comunidades hebreas más extensas de Europa, tan significativa que constituía el 23% de los habitantes urbanos antes del conflicto bélico mundial. Generalmente, este colectivo judío disfrutaba de un alto renombre, estaba profundamente integrado con los demás ciudadanos y era marcadamente patriótico, defendiendo con fervor la identidad de Hungría. Los hebreos húngaros no seguían prácticas tan estrictas como en otras naciones y adoptaban un pensamiento más progresista, lo cual se refleja en la imponente Sinagoga Dohány de Budapest, situada en el distrito hebreo.

Este imponente santuario hebreo es el segundo más grande a nivel mundial, solo superado por el de Nueva York. Su estética es asombrosa, con una decoración y arquitectura únicas en comparación con otras sinagogas. Erigida en el siglo XIX, combina diversos estilos arquitectónicos, con elementos neomudéjares en su fachada, arcos neorrománicos y un destacado rosetón neogótico.

Al visitar su interior, sorprende su semejanza con una catedral más que con una sinagoga, con tres naves ornamentadas con lámparas suntuosas, vitrales artísticos y un techo con artesonado impresionante. Cuenta con un órgano que es tocado por una persona no judía, ya que el judaísmo prohíbe trabajar en sábado. En su exterior, sobresale el emotivo Monumento a los Mártires Judíos Húngaros, diseñado como un sauce llorón. Cada hoja simboliza a una víctima hebraica del conflicto bélico, y las anónimas a aquellos no identificados. Curiosamente, hay un cementerio en el patio, algo inusual en el judaísmo, debido a las numerosas muertes en 1944 que forzaron a enterrar a los fallecidos allí. También se pueden ver placas en honor a quienes arriesgaron sus vidas para salvar a muchos hebreos.

Destaca la placa de Ángel Sanz Briz, conocido como “el ángel de Budapest”, por su heroísmo al salvar a más de 5000 judíos húngaros durante la guerra. Se recomienda el libro “El Ángel de Budapest” de Martín Alarcón para profundizar en esta historia. La visita a la Sinagoga Dohány es imprescindible para apreciar uno de los monumentos más notables y bellos de Budapest y para entender mejor su historia.

La Sinagoga Dohány se encuentra en la intersección de las calles Wesselényi y Dohány, accesible desde la estación Astoria de la línea 2 de metro. La entrada tiene un costo de 3000 forintos húngaros (aproximadamente 8,5 euros). Está abierta de domingo a viernes de 10:00 a 16:00 horas, extendiéndose hasta las 18:00 en los meses estivales.

 

 

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